El Real Madrid saboreó de nuevo el triunfo, después de tres derrotas consecutivas, ante un notable Valencia (1-0), que le mantuvo en jaque durante muchas fases del encuentro, y que le permite despedir una fatídica recta final de año con una sonrisa, amarrado todavía a un campeonato que le está resultando áspero.
Juande Ramos consiguió así su primera victoria como técnico madridista en la Liga, no sin angustia porque el equipo merengue, fruto de su desatino, envió el encuentro a un final pleno de incertidumbre. El conjunto local además tampoco mostró su mejor versión, aparte de Robben, un jugador mayúsculo cuando desborda pero al que todavía le falta elevar el periscopio para atisbar camisetas iguales que la suya.
Los blancos tuvieron un inicio iluminado. Un prodigio en carrera de Robben lo remató a la red Higüaín, con la zurda. Era el minuto tres y el Real Madrid firmaba un inicio prometedor, que resolvía en parte sus urgencias y situaba el encuentro para desempeñar su mejor fundamento, el contragolpe.
Antes de que el Valencia se soltara pudo haber ampliado la renta, de nuevo por medio de Robben, su único jugador desequilibrante. Pero el holandés empezó entonces a obviar a los que llevan su misma camiseta y pecar de individualista. También Van der Vaart estrelló una bella parábola en la madera.
Se le acabaron pronto las balas al Real Madrid y, superado el cuarto de hora inicial, el Valencia apareció. Fernandes se descolgó y junto a Albelda y Baraja se adueñó de la zona ancha, ante un Real Madrid que llegaba demasiado tarde a la presión. Superado en la medular, el equipo blanco empezó a refugiarse en las cercanías de Casillas, pero su defensa sufrió porque Villa y Mata eran más rápidos que los cuatro del fondo madridista.
Los de Chamartín eran no obstante peligrosos a la contra. Un excelente Robben desnudaba a la defensa del Valencia en cada acción. Su verticalidad sirvió para desahogar a un Madrid sin control en el centro del campo y achicado por un Valencia notable.
La insistencia visitante derivó en el duelo entre Villa y Casillas. El 'siete' de España obligó al guardameta a lucir sus mejores recursos. Casillas frenó al valencianista e incluso a Baraja, en un remate de cabeza a bocajarro en el inicio de la segunda mitad. Para entonces era ya un encuentro de ida y vuelta, con Guti errando una cabalgada en solitario hacia Renan o sendos remates de Higüaín y Villa al palo.
FALTA DE DEFINICIÓN MERENGUE.
Juande había buscado soluciones dando entrada a Raúl por Drenthe y al canterano Palanca por un desafortunado Van der Vaart. El técnico manchego había asistido desesperado a las deficiencias de su equipo en el primer acto, sin colocación ni posesión, pero los recambios tampoco cambiaron la cara al encuentro.
Sí lo hizo la expulsión de Marchena, por doble amarilla y de nuevo motivada por la velocidad de Robben. El Valencia acusó el golpe y el holandés disfrutó de más espacio para dañar las estructuras del equipo ché. Sólo el infortunio de cara a puerta impidió al Madrid respirar en el tramo final del encuentro. Cada internada de Robben por la derecha era una ocasión, pero ni Higuaín ni Palanca ni Guti remacharon el encuentro.
Tanto perdonó el equipo blanco que los últimos instantes fueron un suplicio para la grada del Bernabéu y el equipo de Juande Ramos, que no veía el momento de que el colegiado decretara el final de un encuentro de angustia para los de Chamartín.
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