miércoles, 23 de junio de 2010

Los pies pequeños de los grandes futbolistas

[No son las botas que usa actualmente]

Las botas de jugar son las que más han cambiado con el paso del tiempo. Las razones son obvias. A fin de cuentas es con ellas con las que se ganan los partidos. Hay que proteger, sin dañar, los pies de los futbolistas. Y ayudarles significa dotar a su calzado de todos aquellos elementos que le beneficien. Del cuero se ha pasado al plástico; de las pesadas botas con las que hace muchos años acababan los jugadores los partidos (casi tres cuartos de kilo si uno se las quitaba aún con el barro entre los tacos) hemos pasado a objetos de orfebrería pura. Casi de porcelana. Todo está medido en ellas. La altura para que no dañe el tobillo, los protectores de los talones, las punteras más o menos curvas… Maravillas de la técnica.

Las botas de David Villa pesan en torno a 165 gramos. Como un sándwich de jamón de York (sin queso). Son ligerísimas y pequeñas. El “Guaje” debe andar por el número “37” o “38” de pie. Como Xavi Hernández. Como Iniesta. Más que Silva. Algo menos que Torres, a pesar de su altura. Los fabricantes no se sorprenden ante esas medidas. Son las que son. Futbolistas grandes con pies pequeños. Danzantes del fútbol sobre el césped.

En las botas de Villa hay dos escudos: uno, el de España; otro, el del Principado de Asturias. Y, grabados, los nombres de sus dos hijas, Zaida y Olaya. El “Guaje” tiene que ser, por fuerza, un grande.

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